CARTA AL PERIODISMO DEL FUTURO.
Hace mucho que
preparo una tesis mental, notas que cada día se acoplan a cada uno de los temas
que envenenan el sosiego y la buena fe del periodismo. ¿Quién eres?, ¿quién
fuiste?, ¿a dónde vas?, ¿acaso te has perdido por el camino? Muchas son las
preguntas que trato de contestar y muchas las respuestas que me da la sociedad
sobre ti. Ayer soñaba con que tuvieras un nombre, una reputación, unas ganas de
vivir. Hoy sé que por cada uno de los segundos que pasan te prostituyes un
poquito más, te quedas al lado del dinero, del empresario, del que te paga, el
que te dice cómo debes contar y quiénes deben ser sus elegidos.
Hubo una vez que
sólo buscabas información hoy simplemente buscas la imagen y con ello te crees
que eres mejor, que comunicas más. Hubo una vez que sólo querías la verdad, hoy
has creído que el dinero te dará la audiencia. No crees en lo que cuentas sólo
tienes un objetivo, el mismo que tu dueño. Me atormenta pensar que ya no
existes, me niego a creer que no cambiarás, lucho para que algún día no tengas
peones que manchen tu honor, que hablen y se vistan por ti.
Me veo en la
obligación de advertirte que cambies esa actitud tan elitista, tan superficial
que has decidido tener. Has primero de cambiar a la sociedad, a sus creencias,
su forma de crear, sus desprestigiadas ideas ante esta profesión. Si no cambias
puedes caer en el riesgo de no ser creíble, de no tener valor. Cambia su
mentalidad, háblales sobre tu verdadero hacer, sobre esa imagen irreal que
quieren crear de la mujer, sobre tu valor, que paguen por ti lo que mereces.
Deja de esconderte y actúa, pues sólo tú eres el único que puede evitar la
emigración de quien te da buen uso, de los que un día creyeron en ti. Lucha por
ser digno y si alguna vez lo consigues, mi más sincera enhorabuena por esa
cruzada.